4 Estrategias efectivas para aprender cómo ganar una discusión.

Cómo ganar una discusión

En el complejo tejido de la comunicación humana, la habilidad para ganar una discusión o cualquier argumento, no solo está en la veracidad de nuestras afirmaciones, sino en la destreza con la que persuadimos y capturamos la mente y el corazón de los demás.

Este artículo busca desentrañar los secretos de la persuasión efectiva, explorando estrategias fundamentales basadas en la lógica, las emociones y, en ciertos contextos, el uso estratégico de ataques personales.

Ganar un debate no se trata simplemente de tener la razón, sino de lograr que los demás vean y sientan la validez de nuestro punto de vista.

Es un arte que ha evolucionado desde las profundidades de la retórica antigua hasta la era de la comunicación instantánea via redes sociales. Al fusionar la lógica robusta con las emociones resonantes, podemos construir argumentos que no solo resisten el escrutinio racional, sino que también se arraigan en la experiencia humana y nos permiten desde ganar una simple discusión hasta cerrar una venta.

4 Estrategias efectivas para ganar una discusión.

Para el autor, presentador y y colaborador habitual de periódicos como el New York Times y el Washington Post Mehdi Hasan, en la medida en que las partes que están debatiendo tengan un punto por defender y estén en un nivel similar de capacidad argumentativa; hay algunas estrategias que te darán la victoria y 3 de ellas, se apalancan en los que Aristóteles llamaba, modos de persuasión.

1. Utilizando Logos (Lógica-razón)

En griego, la palabra “logos” (λόγος) tiene varios significados y usos, y su interpretación puede depender del contexto en el que se utilice. Sin embargo, decantan en “razón” y “lógica”.

La aplicación efectiva de la lógica en un debate requiere más que simplemente afirmar hechos. Es crucial respaldar cada afirmación con datos precisos y razonamientos sólidos.

Al presentar estadísticas concretas y resultados de estudios, estamos proporcionando una base sólida para nuestro argumento.

Por ejemplo, imaginemos un debate sobre la eficacia de las políticas de educación.

En lugar de simplemente afirmar que la inversión en educación es crucial, podemos respaldar nuestra afirmación con cifras que demuestren cómo los países con mayores inversiones educativas tienden a tener poblaciones más capacitadas y productivas.

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2. Apelando a Pathos (Emociones)

En griego, la palabra “pathos” (πάθος) se refiere a una experiencia, emoción o sufrimiento, haciendo que sea muy relevante a la hora de argumentar.

La conexión emocional es un elemento vital en cualquier debate o discurso persuasivo. Las historias personales, anécdotas y ejemplos emotivos permiten que los demas no solo entiendan, sino que sientan el impacto de nuestras palabras.

Por ejemplo, en un debate sobre el cambio climático, podríamos compartir la historia de una familia que experimentó directamente los efectos devastadores de un fenómeno climático extremo.

Esta narrativa no solo personaliza el problema, sino que invita a la audiencia a sentir empatía por las víctimas y comprender la urgencia en solucionar la problemática.

3. Considerando Ethos (Credibilidad)

En el contexto de la retórica, el “ethos” se utiliza para describir la credibilidad, la autoridad y la ética del hablante o escritor. La idea es que la audiencia esté más inclinada a aceptar y creer en el mensaje de alguien que se percibe como ético, creíble y con autoridad en el tema.

La construcción de credibilidad es esencial para que nuestras palabras tengan peso. Entonces, a la hora de ganar una discusión haz lo posible para demostrar que dominas la temática, apelando a tus experiencias o logros. Además, apoya tus argumentos apalancándote en las opiniones de otras personas expertas en el campo.

Por ejemplo, en un debate sobre salud pública, podemos invocar la autoridad de médicos y científicos reconocidos para respaldar la eficacia de ciertas medidas preventivas. La audiencia, al asociar nuestra posición con expertos respetados, está más inclinada a aceptar nuestra perspectiva.

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4. Jugando al Hombre, no a la Pelota (Ad Hominem)

“Ad Hominem” es una expresión en latín que significa “contra la persona”. Se refiere a una falacia lógica en la que un argumento o posición es atacado no por su mérito o validez intrínseca, sino atacando a la persona que lo presenta.

La idea errónea es que al desacreditar a la persona que presenta el argumento, se desacredita automáticamente el argumento mismo, lo cual no es lógicamente válido. Sin embargo, el uso estratégico de ataques personales, aunque riesgoso, puede ser efectivo cuando se enfocan en cuestiones de credibilidad o conflictos de interés.

En un debate político, por ejemplo, podríamos señalar las acciones pasadas de un oponente que contradicen sus actuales posturas. Esto no solo destaca posibles hipocresías, sino que también pone al oponente a la defensiva, desafiándolo a justificar sus propias acciones. (Ej: Habla de la importancia del medio ambiente y hay evidencia donde se le ve botando basura en la calle)

El arte aquí radica en utilizar este enfoque con moderación y en contextos específicos donde resalten las inconsistencias genuinas y no se convierta simplemente en un ataque personal sin fundamento.

Antes de ver un ejemplo de cómo utilizar las estrategias para argumentar y ganar una discusión, me gustaría pedirte un favor y es que simplemente votes de 1 a 5 qué tal te ha parecido este artículo hasta ahora. ¡Muchas gracias!

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Ejemplo de cómo ganar una discusión.

Necesito que abras la mente e imagines que estás presenciando un debate, entre 2 maestros de escuela, sobre la importancia de implementar educación financiera en el currículo escolar.

Maestro A: “Si analizamos la situación actual de nuestros estudiantes, queda claro que la educación financiera es más relevante que nunca. Los informes indican que un porcentaje significativo de jóvenes enfrenta desafíos financieros al llegar a la vida adulta, desde la gestión de deudas hasta la planificación para el futuro.”

“Además, los datos demuestran que las personas con educación financiera sólida tienen mayores probabilidades de tomar decisiones financieras informadas. Esto no solo beneficia a los individuos, sino que también contribuye a la estabilidad económica de la sociedad en su conjunto.”

Maestro B: “Puede que haya desafíos financieros, pero introducir otra materia podría desplazar otras áreas del aprendizaje que también son cruciales.”

Maestro A: “Imagina el impacto positivo que podríamos tener en la vida de nuestros estudiantes al equiparlos con las habilidades necesarias para tomar decisiones financieras acertadas. Estamos hablando de darles las herramientas para construir un futuro económico más seguro y libre de preocupaciones.”

Maestro B: “Claro, todos queremos un futuro seguro para nuestros estudiantes, pero es más importante darle énfasis a las otras temáticas, al fin y al cabo, la educación financiera puede ser aprendida en casa.”

Maestro A: “Como educador con más de dos décadas de experiencia, he visto de cerca los desafíos que enfrentan nuestros jóvenes al entrar al mundo real, porque en pocos casos su núcleo familiar enseña finanzas. Además, la Asociación Nacional de Educadores respalda la integración de la educación financiera en el plan de estudios como una medida crucial.”

“Déjame hacerte una pregunta: ¿Tienes deudas?”

Maestro B: “Sí. Como la mayoría de personas.”

Maestro A: Perfecto. ¿Sabes cuándo las terminarás de pagar?

Maestro B: “Pues si todo sale bien, espero que no pasen más de 5 años.”

Maestro A: “Es fácil cuestionar que hay asignaturas más importantes por enseñar, pero tal vez si hubieras recibido una educación financiera sólida, no estarías lidiando con incertidumbre e inseguridad que generan las deudas. La falta de conocimiento en finanzas puede tener consecuencias trascendentales y estamos a tiempo de formar a nuestros estudiantes para que tengan un mejor futuro.”

Maestro B: “Simplemente cuestiono la necesidad de añadir más a la carga de trabajo de los profesores y la presión sobre los estudiantes.”

Maestro A: “Tenemos la oportunidad de marcar una diferencia significativa en la vida de nuestros estudiantes y en la salud financiera de nuestra sociedad. Te invito a unirte a la causa, a apoyar la implementación de la educación financiera en nuestras escuelas. El cómo hacerlo es el menor de los inconvenientes, si lo consideramos importante, con seguridad lo conseguiremos. Juntos, podemos brindarles a nuestros jóvenes las herramientas que necesitan para un futuro más próspero y estoy seguro que como docente, compartes conmigo que eso es lo más importante.”

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Conclusión.

En el camino hacia aprender cómo ganar una discusión, exploramos las técnicas respaldadas por la lógica sólida (logos), las emociones evocadoras (pathos), la credibilidad (ethos) y, en ciertos casos, la necesidad estratégica de atacar a la persona, no al argumento (ad hominem).

A través de ejemplos conversacionales, desglosamos cómo estas estrategias pueden ser aplicadas en situaciones del mundo real para ganar una discusión. Esperamos que esta información te sea útil.

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