En estos momentos, China sigue siendo el mayor país del mundo en cuanto a fabricación de vehículos se refiere, pero también por ventas. Y ocupa esa posición desde 2009. El país asiático supone el 30% de la producción del mundo, lo que supera la cuota de la Unión Europea (UE) o las de Estados Unidos y Japón combinadas.
Sus coches no aparecen todavía en los listados de los vehículos más vendidos porque se quedan mayoritariamente en el mercado local, pero es cuestión de tiempo que salgan con fuerza al exterior.
La producción anual local se estima que alcanzará los 35 millones de unidades para 2025. Según los datos del Ministerio de Industria y Tecnologías de la Información, en 2020 se vendieron más de 25 millones de vehículos, incluyendo 19,99 millones de vehículos para pasajeros, un 6,5% menos que en 2019. La venta de vehículos comerciales alcanzó los 5,23 millones, un aumento del 20% con respecto a las cifras de 2019.
Los primeros años de producción local se crearon vehículos comerciales para la industria y el ejército, pero a partir de 1990, el impulso del mercado local tomó el liderazgo en el sector. Ya en 2019, se vendieron 22 millones de unidades, cinco veces las que se vendieron en 2005.
El crecimiento del mercado chino ha atraído a muchas marcas extranjeras bien establecidas en el mercado internacional para invertir en la producción local. Sin embargo, solo les era permitido producir sus vehículos en el país a través de ‘joint ventures’ con empresas automovilísticas locales. El gobierno ha anunciado que irá levantando estas restricciones de forma gradual, coincidiendo con el aumento de las exportaciones chinas.
De hecho, China cada vez vende más coches al exterior gracias a los desarrollos técnicos y a sus bajos costes de producción. En estos momentos, apenas un 4% de la producción sale de China, pero se avecinan cambios para facilitar la exportación de los nuevos vehículos eléctricos de producción local, así como la electrificación del parque automovilístico chino. Entre ellas, rebajas fiscales, subvenciones y la obligación de que el parque público se electrifique.
Además, las empresas fabricantes de vehículos eléctricos han recibido el apoyo financiero del gobierno para reducir los costes de investigación y desarrollo.
Todo esto ha impulsado el vehículo eléctrico chino y ha pasado de las 17.500 unidades de 2013 a las más de 1,2 millones en 2020. Y es que China quiere utilizar una industria líder en el mundo en un momento en el que se tiende a la electrificación de los vehículos para competir con las grandes empresas internacionales, que están especializadas en motores de combustión.
Un sector complicado para invertir
La industria automotriz internacional afronta la necesidad de moverse hacia el vehículo eléctrico. Las grandes empresas del sector todavía asientan sus cifras de ventas en las motorizaciones de combustión, pero trabajan en la electrificación. Aprovechando la lentitud con la que se está llevando a cabo el cambio, han surgido en todo el mundo varias firmas especializadas en vehículos eléctricos como la estadounidense Tesla o las chinas Nio o Geely.
La gran conocida en el sector es Tesla, pues se ha convertido en la primera empresa del sector por valor de mercado. En los últimos años, su revalorización se ha disparado y se ha convertido en el objeto de deseo de muchos traders internacionales.
Eso no ha pasado con otras empresas chinas porque comprarlas era muy complicado para un trader occidental. Hoy ya es más fácil hacer trading con acciones de Nio, pronto será sencillo conseguir información sobre las cifras de la compañía y no tardaremos en ver los Nio por las calles de Europa y América.
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